La papa es, sin dudas, la reina de la cocina y uno de los cultivos más nobles que podés tener en tu huerta.
Su crecimiento bajo tierra es casi un secreto: mientras arriba solo se ven hojas verdes, debajo del suelo se forman esos tesoros que luego llenan tu mesa.
Cultivar papas en casa es mucho más fácil de lo que parece. Con un poco de espacio, buena tierra y constancia, vas a poder cosechar tus propios tubérculos y disfrutar de un alimento lleno de historia y sabor.
La papa prefiere climas templados y no soporta bien las heladas fuertes ni el calor extremo.
Necesita pleno sol (al menos 6 horas diarias) y temperaturas ideales entre 15 °C y 25 °C.
Podés sembrarla en primavera o a fines del invierno, según tu zona, asegurándote de que el suelo no esté demasiado húmedo ni frío.
Se cultiva a partir de papas-semilla (tubérculos brotados), no de semillas comunes.
Cortá las papas en trozos con al menos un brote por parte y dejalas secar 1 o 2 días antes de sembrar para evitar pudriciones.
Plantá a 10–15 cm de profundidad y dejá 30 cm entre plantas y 60 cm entre hileras.
La papa necesita un suelo suelto, profundo y bien drenado, con buena aireación para que los tubérculos crezcan libres.
Antes de sembrar, incorporá compost maduro o estiércol bien descompuesto.
Evita los suelos pesados o compactos, que pueden deformar las papas.
Durante el crecimiento, es fundamental aporcar tierra (amontonar) alrededor del tallo cuando las plantas alcancen unos 20 cm: esto estimula más tubérculos y los protege de la luz.
El riego debe ser constante y moderado. El suelo siempre debe mantenerse húmedo, pero no encharcado.
Durante la floración y el engorde de los tubérculos, aumentá la frecuencia para asegurar una buena cosecha.
Suspendé el riego cuando las hojas comiencen a secarse: es señal de que se acerca la cosecha.
Las plagas más comunes son escarabajo de la papa, pulgones y mildiu (hongo foliar).
Controlá naturalmente con extracto de neem o purín de ortiga.
Evitá repetir el cultivo de papa en el mismo lugar cada año para prevenir enfermedades del suelo.
Las papas se cosechan entre 3 y 4 meses después de la siembra, cuando las hojas se marchitan.
Desenterrá con cuidado usando una pala de mano o una horquilla, para no dañar los tubérculos.
Dejalas secar al sol unos días antes de guardarlas en un lugar fresco, seco y oscuro.
Así se conservan durante varias semanas sin brotar ni pudrirse.
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