La espinaca es una de las grandes aliadas de cualquier huerta. Crece rápido, ocupa poco espacio y se adapta fácilmente a distintas condiciones.
Además, sus hojas tiernas y verdes son una fuente natural de energía, vitaminas y frescura.
Es de esas plantas que te hacen sentir que todo esfuerzo vale la pena: sembrás hoy, y en poco tiempo ya estás cosechando tus propias hojas.
Cultivarla en casa es simple. Solo necesita un suelo bien nutrido, riegos regulares y un poco de cariño.
Lo mejor de todo es que no hace falta arrancarla de raíz: podés ir cortando las hojas que necesitás, ¡y seguirá creciendo!
Perfecta para huertas pequeñas, balcones o macetas.
La espinaca prefiere climas templados o frescos, por eso es ideal para otoño, invierno y primavera temprana.
Con calor excesivo tiende a florecer (subir a semilla) antes de tiempo. En verano, elegí un rincón con sombra parcial y mantené la tierra húmeda.
Podés sembrar directamente en tierra o maceta, ya que no le gusta el trasplante.
Hacelo a 1–2 cm de profundidad, dejando unos 10–15 cm entre plantas y 25 cm entre hileras.
Germina rápido, en unos 7 a 10 días, y en menos de un mes ya podés cosechar las primeras hojas.
Le gusta un suelo suelto, rico en materia orgánica y con buena humedad.
Agregá compost maduro o humus de lombriz antes de sembrar para asegurar hojas más verdes y tiernas.
Evita el exceso de nitrógeno, que puede volver las hojas demasiado acuosas y menos sabrosas.
La espinaca necesita riego frecuente y uniforme, especialmente en etapas de crecimiento.
El suelo debe permanecer húmedo, pero sin encharcar. Un acolchado vegetal ayuda a conservar la humedad y mantener la temperatura estable.
Cortá las hojas externas y dejá crecer el centro: así prolongás la cosecha por varias semanas.
Suele ser bastante resistente, aunque puede verse afectada por caracoles, pulgones o minadores de hoja.
Controlá con preparados naturales (ajo, neem o jabón potásico) y fomentá la biodiversidad plantando caléndulas o aromáticas cerca.
La espinaca está lista para cosechar cuando las hojas miden entre 10 y 15 cm.
Podés cortar hoja por hoja o la planta entera si querés una cosecha total.
Consumila fresca o guardala en la heladera dentro de una bolsa perforada. También podés blanquear y congelar para conservar por más tiempo.
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